viernes, 9 de enero de 2009

Del quehacer artistico, de las obras

De la obra y del quehacer artístico.

“Cuando un artista te mira, te está transformando, te ve con otra perspectiva pues está pensando en transfigurarte y en crear algo nuevo de ti, así sea una copia fiel, él va a transformarte creándote Igual que a las cosas, igual que al paisaje, igual que a sus pensamientos te construirá nuevamente en un en un material diferente; construirá esa nueva obra de lápiz, de piedra, de acero, de color, de luz, de volumen, de sonido, de espacio, de tiempo y va a impregnar esa nueva forma o esa nueva obra de un nuevo espíritu, en algo que también vive.”
Así la obra creada es un ente diferente al que sirvió de modelo, pues este a final de cuentas solo fue una referencia para que el artista desencadenara sus pensamientos, sus ilusiones, sus temores, sus valores y con un nuevo lenguaje los muestre a través del nuevo objeto entregando siempre algo más de lo que el tomo del modelo.
Cuando el espectador regresa a ver la obra esta se transforma en sus sentidos y la percibe no como el artista la creo, sino como a él el espectador le impacta, le mueve sus sensaciones, sus sentimientos, sus sentidos, su intelecto, por eso nunca una obra de arte podrá ser exactamente igual para todos, pues cada espectador la ve con nuevos ojos, la escucha nuevamente y le impregna de sus propias sensaciones, de sus propios tiempos, de su mismo estado de ánimo, por eso una obra será siempre nueva, siempre la veremos con nuevos ojos, la escuchamos con nuevos oídos, con nuevas expectativas. Aun cada quien ve la obra diferente cada vez que la admira, le encuentra nuevas características, nuevas aptitudes, nuevas cualidades, a mi entender aflora el artista que todos podemos llevar dentro y crea y descubre también cada vez que interactúa con la obra. Cuántas veces hemos visto la Gioconda y encontramos que sonríe diferente a la última vez que la vimos, cuántas veces hemos visto girar los cielos de Vincent Van Gogh quizás hasta en sentido contrario y cuando volvemos a ver el cielo de nuestras noches no podemos de dejar de imaginarlo con tantas estrellas y con tanto movimiento. Cuántas veces hemos visto el hombre de fuego de José Clemente Orozco y sentimos que nunca termina por quemarse nunca se consume siempre estará allí y más bien nos incendiamos nosotros con el cada vez que lo vemos.
El artista ante todo ve, escucha, toca, siente, y esas impresiones las hace suyas y las coloca en un nuevo contexto que le permite realizar cambios y lo convierte en algo nuevo, el arte ante todo es una disciplina que permite ver de manera diferente lo que vemos día a día.
En las transformaciones que realiza el artista todo puede variar, el color, el volumen, las líneas, las formas, los volúmenes, los sonidos, los espacios, los tiempos.
El artista ante todo es un voyerista mira todo, ve todo, capta todo e intenta transformarlo en algo nuevo. De hecho todo será algo nuevo. Todo podrá ser transformado para presentarse ante el espectador. Y siempre poder ser algo nuevo.
La obra del artista siempre será un ente cambiante, evolucionara o revolucionara y aun en ciertos casos involucionara de acuerdo a quien lo vea, de acuerdo a quien se involucre con ella. Siempre ha sido así,
Los conceptos espaciales y estéticos son diferentes en cada persona, la belleza es diferente para cada quien, aunque existen coincidencias de uno a otro, pero muchas veces lo que parece bello a una persona, pueblo o grupo cultural no lo es tanto para otra y aun puede hasta carecer de todos los atributos que le den calidad de bello o bella.
Cuantas veces podemos ver a un par de personas admirando una obra y una esta boquiabierta de admiración y la otra solo mira y no encuentra el punto de quiebre entre una obra normal y una excepcional.

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